El Dharma, el estado natural de armonía y equilibrio con todo lo que existe, no lo inventó el budismo. Es la verdadera condición natural de las cosas. Cuando encuentras esta naturaleza ya no te hacen falta el budismo ni ninguna otra filosofía o práctica... Por tanto, las enseñanzas son sólo para captar esta verdad y recuperar tu naturalidad. Todo está en esta tierra, en esta vida.

Las verdaderas enseñanzas, prácticas y vigilancia del budismo no son simplemente otro apartado de la vida. Son un cambio en la trayectoria y la forma de andar.

¿Cuál es el primer paso? Ver que existe una naturaleza pura y fantástica más profunda, escondida bajo la máscara externa e interna de tu identidad. Una vez que ves que de verdad hay una presencia mucho más profunda, tienes que recordar constantemente que ésa es tu verdadera mente y que en este momento todo lo que tienes en tu conciencia es producto de una mente manchada.

sábado, 28 de mayo de 2011

Un aparte


¿Quién eres? ¡Quién sabe! ¿Tu mente? No, claro que no. Tu propia mente tiene un concepto de ti mismo que está completamente contaminado desde el momento de tu concepción y distorsionado incluso antes del gran acontecimiento que tomas por “tu nacimiento”. Qué locura… La verdad es que no sabes nada en absoluto y usas las mentiras de tu mente para construir “tu vida”. Tu mente no es tu propia naturaleza; tu mente es una herramienta. Pero de hecho permites que esta imagen de ti mismo y esta mente manchada gobiernen tu vida. No debería ser ninguna sorpresa que sufras.

No reemplaces las viejas creencias, sigue con una mente abierta sin creencias… No entres en el budismo como si fuese otra creencia; eso es un error. Entra en el budismo como si fuese una transfusión para tu propia naturaleza… sin pensar. Cambia tu vida, no solo una parte de ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario